Este puede ser un buen refuerzo para el niño/a cuando se enfrenta a la terrible tarea (a veces, otras no) de leer. También puede ser un buen motivo para jugar con plastilina y aprender las letras a la vez, es decir, en vez de moldear peces moldear letras y así desde lejos va teniendo contacto con un mundo que le espera a la vuelta de la esquina.


